El 25 de junio falleció mi
papá. El era aún muy joven. Es muy difícil expresar los sentimientos porque yo
se que está en un buen lugar, pero se extraña su presencia física y es triste
pensar que en este mundo yo ya no lo volveré a ver.
Durante estos días sobre
todo por la mañana en esos momentos en que estoy entre dormida y despierta, se
me viene a la mente la siguiente pregunta ¿dónde está papi?, y yo misma
contesto " ah, es verdad el murió".
Yo tengo 26 años y mi
hermano es un año mayor que yo. Ambos tenemos carreras terminadas. Mi papá era
la fuerza de nuestra familia en todos los sentidos, y aunque somos adultos
realmente no vivíamos como tal.
Nuestra familia estaba
protegida como en una especie de burbuja. Me acuerdo que todas las noches antes
de dormir le agradecía a Dios por el gran día que nos había dado y que por
favor nos permitiera estar juntos por mucho tiempo.
Mi papá era una persona que
le encantaba correr por las mañanas, leer, escuchar música y estar con su familia.
También le gustaba mucho estudiar, lo último que quería hacer era sacar copias
de un trabajo que él había realizado y regalárselos a personas a cuales les
podría ser útil.
Dentro de las cosas que más
recuerdo de mi papá es su gran sonrisa, nos reíamos y le decíamos que en las
fotos salía con sonrisa de político. Su guiño es algo que también extrañaré. El
era una persona muy paciente y amable. Mi papá era muy cariñoso con nosotros y
siempre nos decía cuanto nos quería.
Es extraño pensar que
mientras nosotros estamos con dolor el mundo sigue, pero es algo lógico, en el hospital vi a muchas
personas morir me sentía mal por un momento pero eso es todo.
Mi familia y yo de repente
nos sorprendemos porque aunque no hace mucho que mi papá partió, podemos
recordarlo con alegría y hemos por así decirlo estado funcionales en la
sociedad ya que hay muchos trámites que se deben de realizar.
Dios nos ha dado fuerzas
para seguir. Es muy fácil pensar en echarle la culpa a Dios por lo sucedido,
pero tener fe cuando todo va bien no tiene sentido. Al siguiente día que
falleció hubo un momento en que pensé ahora la voy a hablar a mi papá, pero mi
di cuenta que eso no está bien, porque mi papá ya no está aquí y a la única
persona que debemos de orar es a Dios y a nadie más.
La vida continúa y debemos aceptarlo,
mi mamá decía que nuestra familia era como un cuadrado a la cual le habían
quitado una de sus esquinas. Empieza una nueva etapa para nosotros.
Pero sabemos que algún día
nos volveremos a reunir en el cielo.
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